"…Uno no da la vida entera pa´que lo engañen" Miss Universo terminó con su novio y se mudó a Nueva York

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[dropcap]C[/dropcap]uando respondió a la primera pregunta que le hicieron los presentadores, su legión de seguidores tragó saliva y tembló. Si fuera cierto que para reinar sobre el universo de las más bellas es imprescindible demostrar inteligencia y chispa, Paulina Vega Dieppa acababa de tirar por tierra sus opciones al anhelado trono. «Hay hombres que todavía creen en la igualdad de hombres y mujeres, y eso es lo que las mujeres deberían aprender de los hombres», respondió con una amplia sonrisa, armada de una aparente seguridad, a la pregunta de qué deberían las féminas copiar de los varones.

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Por fortuna para ella y para una nación donde soñar con ser Miss-de-lo-que-sea está grabado en el ADN de cientos de miles de niñas lindas, el jurado sólo tuvo ojos para el cuerpazo, la soltura en la pasarela y el bonito rostro de Paulina. A sus 22 años, la estudiante de tercer semestre de Administración de Empresas en una universidad privada de Bogotá, lograba acabar con una espera de 57 años. Colombia tenía por fin una nueva Miss Universo. El ansiado título mereció que los dos principales telediarios del mediodía le dedicaran sus primeros 40 minutos de emisión y que cientos de personas lo celebraran en las calles como un campeonato de fútbol, con coches pitando y banderas nacionales.

EEUU MISS UNIVERSO
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Su padre es cardiólogo; su madre, ama de casa. Paulina es políglota: sabe hablar inglés, francés y alemán
La anterior Miss Universo, Luz Marina Zuluaga, fue entronizada en 1958 y desde esa fecha el país sudamericano se había propuesto reconquistar la corona. Cuatro veces acarició el trofeo con mujeres muy guapas como Paola Turbay o Paula Andrea Betancurt, pero debió conformarse con idéntico número de virreinatos.

[pullquote_right]Mi novio es solo uno: mi país, todos los colombianos.[/pullquote_right]

La batalla que libró Paulina Vega Dieppa para acabar con los decenios de sequía comenzó mucho antes de su nacimiento y del triunfo de Zuluaga. Hay que trasladarse a 1953, fecha en que su abuela materna, Elvira Castillo, es elegida Señorita Atlántico, el departamento natal de los Vega y los Dieppa, cuya capital es Barranquilla: ella sembró en su familia la belleza y la afición por estos concursos, aunque sólo Paulina siguió sus pasos.

Una vida acomodada

La nieta nació en Barranquilla, la misma tierra de Shakira y Sofía Vergara, el 15 de enero de 1993. Hija del cardiólogo Rodolfo Vega y de Laura Dieppa, ama de casa, tiene dos hermanos y cuatro hermanastros, hijos de anteriores matrimonios de sus padres. Al crecer en el seno de una familia acomodada, estudió en colegios bilingües, tanto en la ciudad que la vio nacer como en Bogotá, y en su corta biografía indican que habla inglés, francés y alemán.

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No es extraño que Paulina desfilara con maestría en las pasarelas del concurso. A los 8 años ya posaba de modelo para diferentes anuncios y a los 16 le puso el ojo encima el Comité de Belleza del Atlántico, una entidad enfocada en conseguir títulos de Miss Colombia para su departamento. La vieron «modelar» y les encantó. Por su juventud, debieron esperar tres años para hablar con sus padres y solicitarles el permiso para comenzar a prepararla a conciencia con el fin de hacerse con la corona nacional. La conquistó en 2013, recorrió Colombia para promocionar distintas obras sociales, y de ahí en adelante inició el intenso y disciplinado camino hacia el trono universal. Gimnasia, clases de idiomas, repaso de temas que le podían preguntar, dieta rigurosa, selección de vestuario con el diseñador colombiano Alfredo Barrasa, pasarela, fogueo con periodistas.

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Desde el día siguiente a su victoria y hasta el final de su reinado, tiene fijada en Nueva York su residencia oficial. Comparte con otra Miss un apartamentazo en las Torres Donald Trump sobre la Quinta Avenida. Dada la vorágine de actos a los que deberá asistir, optó por poner la relación con Alejandro Calderón, su príncipe, en el congelador. Mientras ejerce su nueva función, una plataforma que piensa utilizar para promocionar la Colombia amable y alegre que no todos conocen, «mi novio es solo uno: mi país, todos los colombianos».


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