Carolina Herrera, la dama de la alta costura, celebra sus 82 años de vida ???

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La venezolana Carolina Herrera, es considerada como la diseñadora de modas latina más reconocida a nivel mundial. Desde su incursión a las pasarelas en 1981, la casa que fundó en Nueva York se convirtió en un ícono la exclusividad y lujo.

Gracias a su estilo elegante y sofisticado, su popularidad creció entre la élite neoyorquina. De esta manera se convirtió en la favorita de personalidades como Jacqueline Kennedy, la reina Letizia y más recientemente de Kamala Harris y Meghan Markle.

Nació como María Carolina Josefina Pacanins Niño en Caracas (Venezuela), el 8 de enero de 1939. Es una de las cuatro hijas de una familia cuyas raíces en el continente se remontan al siglo XVI. Su padre, Guillermo Pacanins, fue un pionero de la aviación que se desempeñó como gobernador de Caracas y como Ministro de Asuntos Exteriores del país. Su madre María Cristina Niño Passios y abuela eran mujeres elegantes que viajaban regularmente a París. Para tener sus vestimentas hechas en las grandes casas de diseño de Balenciaga, Lanvin y Dior, Cosa que le sirvió de inspiración temprana para seguir una carrera en la moda.

Su vida transcurrió en el entorno de la alta sociedad Caraqueña de los años cincuenta, bajo la tutela de una institutriz. De pequeña, aprendió a coser para confeccionar ella misma la ropa de sus muñecas. Pero a medida que fue creciendo dejó de interesarle, puesto que no lo hacía tan bien; en lugar de eso se convirtió en una lectora voraz. Su madre le decía que tenía que ser culta, que tener una vida interior fructífera era muy importante. La belleza era lo primero que debía ir, pero que si no había nada dentro de ella, se iba a sentir muy sola.

Carolina se casó a la edad de dieciocho años con un joven de otra familia de la alta sociedad venezolana, Guillermo Behrens Tello. Con él tuvo dos hijas, pero el matrimonio terminó después de menos de una década.

Adopción del apellido “Herrera”

Pronto, renovó su relación con Reinaldo Herrera Guevara, a quien había conocido cuando era niña; él también procedía de una familia venezolana acomodada e incluso tenía sangre real y títulos nobiliarios españoles: era Marqués de Torre Casa, título que le fue revocado en el año 1992. Después de su matrimonio, en 1968, la pareja fue protagonista del jet-set caraqueño, pues Reinaldo, que había sido presentador de televisión, se movía en esos círculos. Tuvieron dos hijas, que vivieron con ellos y con las otras dos hijas del primer matrimonio de Carolina en una hacienda propiedad de la familia de Reinaldo en la parroquia La Vega (Caracas), construida en 1590.

A sus treinta años, Carolina Herrera comenzó a aparecer regularmente en las listas internacionales como una de las socialités mejores vestidas, y en 1980 ella y su esposo se mudaron a Nueva York con sus hijas. Allí, Reinaldo comenzó a trabajar como uno de los editores de la revista Vanity Fair y comenzaron a codearse en círculos sociales importantísimos del arte y la cultura neoyorquina.

El diseño como revelación tardía

A los 40 años decidió incursionar en el mundo de la moda internacional y se acabó convirtiendo en una diseñadora de moda conocida a nivel internacional.​

La editora de Vogue, Diana Vreeland le sugirió hacer una colección, una línea completa de ropa. De modo que Herrera, en el otoño de 1980, llevó a Nueva York cerca de veinte vestidos diseñados por ella.

Tanto fue su éxito que en 1982 ya vestía a la princesa Isabel de Yugoslavia, la duquesa de Feria, la condesa Consuelo Crespi, a la reina Isabel II del Reino Unido, Ivana Trump, Kathleen Turner y Nancy Reagan. Durante doce años vistió a Jacqueline Kennedy Onassis.​ También vistió en una ocasión a la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama; Hillary Clinton sería también una de sus más fervientes fanáticas.

Inició un negocio pequeño, con sólo una docena de empleados, pero este creció rápidamente. Las socialités que la conocían se convirtieron en sus primeras clientes fieles. Aunque esto la catapultó como a nadie, las revistas especializadas de moda le hicieron duras críticas, lo cual le sirvió de aprendizaje para mejorar y convertir su marca en el imperio de la moda que hoy es y que le supone una fortuna personal que supera los 1.000 millones de dólares.

Una marca multimillonaria

La compañía, que hoy posee cuatro marcas (CH, Carolina Herrera New York, 212 y The House), disfrutó de mayores ventas después de que diseñó el vestido de novia para Caroline Kennedy en 1986. Amplió su negocio para incluir no sólo su línea prêt-à-porter y los artículos hechos a la orden para grandes mujeres, sino también trajes de novia y una línea de menor precio para el consumo masivo.

En 1988 puso en marcha una línea de fragancias con un aroma basado en la flor de jazmín, en memoria de un arbusto que floreció fuera de su dormitorio en Caracas cuando era una adolescente. Años después, contrataría a Puig, una compañía de cosméticos española, para producir su línea de fragancias que se convirtió en un gran éxito. Entre estos perfumes están “CH” (para hombre y mujer) y los famosos “212” y “212 Sexy”. Su hija menor, Carolina Herrera de Baez, ha estado a cargo de esta parte fundamental de la compañía desde entonces.

Frases célebres de Carolina Herrera

  1. “La profundidad de una persona no se mide por la huella que deja al pasar sino por la distancia que abarca su mirada”.
  2. “Quiero que las mujeres se vean realmente como las mujeres de hoy. No como las del pasado y no como las del futuro, porque no sé lo que pasará en el futuro. La mujer de hoy es la que yo creo que es: una mujer seductora”.
  3. “La elegancia y el estilo no tienen nada que ver con el dinero”.


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@iVictorGonzalez #Farandictor