El sábado 14 de junio, el Poliedro de Caracas se convirtió en el epicentro de una celebración musical sin igual con “El Merengazo”, un evento que mantuvo la fiesta viva hasta el amanecer del día siguiente.
Desde la apertura con Nathan Lorca hasta el cierre con Roberto Antonio, la noche fue un despliegue de talento, energía y emotividad que resonó en cada rincón del recinto.
Un arranque vibrante y una noche llena de estrellas
La velada comenzó con la energía de Nathan Lorca, seguido por la carismática Diveana, quien conquistó al público con éxitos como “Lo que siento contigo” y “Si tú eres mi hombre y yo tu mujer”, dejando un mensaje de bendición para los asistentes.
El ritmo tropical continuó con El Jeffrey, y luego Las Chicas del Can encendieron el Poliedro con su emblemático “Juana la cubana”, mostrando su belleza y talento en el escenario.
La diva Miriam Cruz brilló con un vestido deslumbrante y un repertorio que incluyó “Ta’ pillao” y “Besos callejeros”, además de un emotivo homenaje a Rubby Pérez, invitando a Las Chicas del Can a cantar juntos. Más tarde, Los Hermanos Rosario ofrecieron un espectáculo lleno de luces, pirotecnia y sabor, agradeciendo el cálido recibimiento venezolano y resaltando la hermandad cultural entre República Dominicana y Venezuela.
Omar Enrique y el homenaje a Rubby Pérez
El anfitrión Omar Enrique mantuvo la energía al máximo con temas como “Eres mala” y un sentido tributo a Juan Luis Guerra. La noche alcanzó un momento especial cuando Zulinka Pérez y Miguel Báez, hijos de Rubby Pérez, lideraron un homenaje lleno de emoción, con canciones que el público cantó con fervor, destacando “Volveré”.
Sergio Vargas, Eddy Herrera y Fernando Villalona continuaron la celebración, cada uno aportando su voz y recuerdos, mientras la imagen de Rubby Pérez permanecía en el escenario como símbolo de su legado imborrable.
Un amanecer de música y alegría sin fin
Josie Esteban y Bonnie Cepeda mantuvieron la fiesta con sus clásicos, y Magic Juan llevó la rumba hasta casi las 5:30 am, con temas que hicieron vibrar al público. Finalmente, Roberto Antonio cerró con un set que mezcló nostalgia y alegría, dejando a los asistentes con el corazón lleno y la satisfacción de haber vivido una experiencia única.
“El Merengazo” no solo fue una noche de música, sino un homenaje sentido y una reafirmación del poder del merengue para unir generaciones y países en una celebración de vida y cultura.