La música venezolana: Un mercado emergente impulsado por la diáspora global mundo 🌎🎶

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La industria musical venezolana está viviendo una etapa de consolidación internacional marcada por la creatividad, la resiliencia y, sobre todo, por el papel clave de su diáspora global. En un contexto donde las audiencias buscan propuestas con identidad, frescura y autenticidad, la música venezolana emerge como una apuesta estratégica para agentes, promotores y festivales en busca de nuevos nichos de mercado.

Así lo expresa Andrés Giancola, comunicador social con un máster en Music Business Management por la escuela IMB, y productor del departamento de producción logística de La Sordera, productora de giras en América Latina y Europa. Con experiencia como tour mánager en las giras europeas de artistas como Rawayana, Corina Smith, Los Amigos Invisibles, Caramelos de Cianuro y Karina, Giancola ha presenciado de primera mano cómo los artistas venezolanos han capitalizado su internacionalización gracias al asentamiento estructural de comunidades venezolanas en el extranjero.

“Gracias a la diáspora, estos artistas tienen la posibilidad de girar internacionalmente, llenar salas y participar en festivales importantes como Lollapalooza Chile y Argentina, el Estéreo Picnic en Bogotá y RIO BABEL en Madrid con una efectividad comercial comparable a artistas más mainstream. Esto ya no es una coincidencia: es un modelo de negocio en expansión”, afirma Giancola.

📊 Un negocio con audiencias orgánicas y proyección global

La fortaleza de esta industria emergente radica en que la diáspora no solo consume música, sino que genera nuevas audiencias multiculturales. En ciudades como Madrid, Santiago, Buenos Aires o Ciudad de México, los artistas venezolanos no solo movilizan al público migrante: sus conciertos se llenan también de personas de otras nacionalidades que llegaron a su música por medio de un amigo venezolano.

Este efecto de contagio emocional, sumado a la integración social y cultural de la diáspora en sus países de acogida, convierte cada concierto en un espacio de expansión orgánica. “Hoy en día, el fan venezolano no solo compra una entrada: convence a otros de hacerlo también. Eso convierte a los artistas venezolanos en productos exportables con capacidad de generar comunidad real y local, ciudad por ciudad”, explica Giancola.

🌍 Sonido fresco, imagen global, espíritu independiente

A diferencia de industrias musicales más masificadas como la colombiana, la argentina o la dominicana, la propuesta venezolana destaca por su versatilidad, su identidad híbrida y su carácter independiente. Hay una generación de artistas, productores, managers y creativos que operan con visión global, con un manejo fluido del contenido digital, del branding, del diseño, y con una noción clara de cómo mover una carrera en circuitos internacionales.

Esta combinación ha hecho que propuestas venezolanas sean vistas como “frescas y artísticas” por curadores de festivales, medios especializados y públicos que buscan alejarse de las fórmulas repetitivas del reggaetón industrial o del pop comercial.

“La diáspora no solo ha migrado a los artistas. También ha migrado el negocio. Hoy Venezuela, sin tener una infraestructura local potente, se ha vuelto un hub artístico sin fronteras, donde el escenario natural de los artistas es el mundo”, concluye Giancola.

Con una narrativa sólida, un sonido propio, y una comunidad global que los respalda, los artistas venezolanos se están posicionando como uno de los fenómenos emergentes más interesantes de la industria musical latinoamericana. Lo que comenzó como supervivencia, hoy se transforma en estrategia: un modelo de crecimiento global desde la periferia.


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@iVictorGonzalez #Farandictor